Que alguien como yo que proviene del mundo del derecho se atreva a abordar un tema tan tecnológico y de tan rabiosa actualidad como es la telemedicina, no deja de ser un reto o una temeridad, si no fuera por mi fascinación por este mundo y porque llevo toda mi vida profesional rodeada de inventores y patentes.

Para poder comprenderlo, debemos primero entender ¿Qué es la telemedicina?  Existe mucha polémica a este respecto, ya que muchos pacientes entienden que este concepto significa que el médico desaparece permanentemente de la ecuación paciente-médico. Pero nada más lejos de la realidad.

La telemedicina, es la tecnología que de una forma remota permite al médico controlar de manera constante la salud del paciente, hacer diagnósticos, tratamientos, prevenir enfermedades y poder acortar los tiempos de atención sanitaria en caso de necesidad.

En nuestra sociedad donde cada vez hay más personas que viven solas, en mi opinión es una necesidad acuciante la implantación de la telemedicina de manera global para poder evitar situaciones de riesgo y un buen ejemplo es la implantación de la teleasistencia a personas mayores mediante un medallón que emite señales de auxilio en caso necesario para recibir una atención sanitaria inmediata.

Nuevamente la tecnología salva vidas, evita colapsos hospitalarios, nos mantiene fuera de fuentes de contagios, más en estos tiempos de Covid-19.  Lo que parecían técnicas futuristas se han convertido en nuestro día a día, es nuestro presente.

Aunque pueda parecer una tecnología reciente gracias al nacimiento del mundo online, no es así. Sabemos que en los años 60 se pudo enviar un electrocardiograma de un paciente desde un barco para ser analizado por un médico; el estudio, la innovación y la evolución de estos campos estaba servida. Operaciones a distancia realizadas por brazos robot como en el caso de un médico americano que lo realizó en un paciente francés a principios de los 2000.

El mundo de la telemedicina esta indiscutiblemente ligado al de las telecomunicaciones y este a su vez al tecnológico. Podríamos denominarlas como las tres “T”, telecomunicaciones, tecnología, telemedicina, y todas ellas deben evolucionar conjuntamente.

El mundo médico, como otros muchos, esta avocado irremediable a la tecnología y muy concretamente a utilizar medios para evitar en la medida de lo posible la atención presencial con el enfermo, excepto en situaciones más concretas que así lo requieran.

¿Pero cómo afecta la telemedicina al mundo de las invenciones?  En la actualidad existen muchísimas patentes sobre dispositivos, robots y aplicaciones a control remoto que son capaces de monitorizar durante días, meses o años ciertas constantes vitales y enviar la información a nuestro médico. Esta técnica permite evaluar en todo momento nuestro estado de salud, si existe algún riesgo o necesitamos cambios de medicación, acudir a consulta o a un hospital para recibir tratamiento. Desde dispositivos implantables mínimamente invasivos y casi imperceptibles que emitirán información constante, muy utilizados por ejemplo para problemas cardiológicos, que actúan a través de plataformas informáticas y software integrados, y que conectados al paciente emiten señales constantes y alertan de episodios adversos que pueden necesitar una intervención médica urgente.

Atender a pacientes sin necesidad de acudir a hospitales o centros de atención primaria, acceder a ellos en lugares remotos, de difícil acceso o en lugares pequeños donde sea difícil encontrar un facultativo que pueda atenderles, puede salvar vidas y más en tiempos de Covid donde la implantación de la telemedicina es absolutamente necesaria.

Son muchas las patentes que a lo largo de los años se han protegido relacionadas con este tema, desde dispositivos médicos de control remoto, sistemas para monitorizar nuestra salud o algunas partes esenciales como corazón, riñón, sangre.  Aquí nuevamente los países más tecnológicos y que destinan mayor inversión a la ciencia y a la investigación se encuentran a la cabeza, sin obviar que en España tenemos grandes mentes que han aportado al mundo médico y científico grandes descubrimientos.

Las patentes son indicadores estadísticos muy fiables de cuál es nuestra “salud” en actividad inventiva, qué países, regiones, nacionalidades están a la cabeza, de cómo se mueven y evolucionan en el mundo médico y científico, de las que sin duda España se encuentra alejada.

Nuevamente insisto, que es hora de apostar por la tecnología, por la investigación, no solo es una fuente de riqueza y trabajo para muchos, es un bien que será aprovechado por toda la humanidad.

En el 2018, había aproximadamente 14 millones de patentes en vigor, según cifras de la Oficina Internacional de la Propiedad Intelectual (OMPI), estando a la cabeza Estados Unidos de América, en segundo lugar, China y en tercero Japón. Esto nos da una idea de la cantidad ingente de dinero que mueve el mundo de las invenciones, poniendo a la cabeza gracias a ello a las grandes potencias del mundo.

Para que nos hagamos una idea de las cifras que barajamos, en España respecto al número de nuevas solicitudes de patentes que se presentaron en el 2019, y según los datos reflejados por la Oficina Española de Patentes y Marcas, fueron 1.356   aproximadamente, situándonos dentro del ranking mundial en el número 22.

Otro curioso dato es que la Oficina de la Propiedad Intelectual China, recibió en el 2019 la mitad de la solicitud de patentes presentadas a nivel mundial, seguida por Estados Unidos, esto nos da una idea nuevamente de que el desarrollo económico de un país está directamente ligado a la inversión en desarrollo de nuevas tecnologías.

Abogo por una mayor inversión en salud, por globalizar e implantar la telemedicina en nuestro sistema sanitario, sin perder el contacto humano.

La telemedicina ya está integrada en nuestra sociedad, ha llegado para quedarse, y su finalidad debe ser la de conectar aún más los lazos entre el médico y el paciente.

MARGA DE LA FUENTE

Directora y presentadora de Patenta tu éxito